vata

VATA Dosha

Vata es la energía del movimiento. Vata se encarga del movimiento dentro de nuestro cuerpo y cualquier enfermedad inicia cuando vata se desequilibra, por lo que es fundamental que Vata esté equilibrado siempre. Una señal de que Vata está fuera de su estado óptimo es que crea resequedad tanto interna como externa, provoca ansiedad, miedo, desenfoque, dolor de articulaciones, estreñimiento y flatulencias.
Recordemos que las 3 energías vitales, es decir los doshas, existen en todo el universo, incluyéndonos. Entender sus influencias nos ayudan a encontrar nuestros caminos de salud y bienestar. Todos contamos en distintas proporciones estos 3 doshas.
Las personas con predominancia Vata en su constitución son más propensas a presentar este tipo de desequilibrios que mencionaba anteriormente. Cuando sientes que no estás en tu máximo, te sientes desequilibrado, generalmente Vata es el origen de la situación.
¿Cómo se mantiene Vata equilibrado?Debemos entender que las cualidades-características de Vata son sequedad, ligereza, frío, aspereza, movilidad, claridad y sutileza. Con ello y siguiendo la regla de “lo opuesto equilibra”, las cualidades opuestas a éstas ayudarán a mantener a Vata en equilibrio.
Las personas con Vata dominante se caracterizan por:

  • Sequedad general, además de en la piel, ojos, cabello, uñas, tejidos y articulaciones.
  • Cuerpo delgado y friolento.
  • Estreñimiento constante.
  • Niveles fluctuantes de energía.
  • Sistema nervioso susceptible, inquieto y sensibles.
  • Creativos y de pensamientos rápido.
  • Aprenden y olvidan rápidamente.
  • Hablan y caminan con rapidez.
  • Emociones fluctuantes.
  • Pensamientos desarticulados.
  • Impulsivos.

Síntomas de Vata agravado:

  • Baja inmunidad.
  • Infecciones recurrentes.
  • Dolores reumáticos.
  • Cólico de gases.
  • Insomnio.
  • Nerviosismo y preocupación.
  • Baja energía o excesiva excitabilidad.
  • Estrés y ansiedad.
  • Falta de concentración y memoria.
  • Incapacidad de relajarse, mente agitada.
  • Impaciencia.
  • Hiperactividad.
  • Desconexión con la realidad.
  • Demasiada timidez e inseguridad.

Así que si sientes alguno de estos síntomas, comienza a realizar ajustes a tu vida diaria y alimentación.

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